Yo era de esa clase de seriéfilos suertudos que tienen tiempo para ver lo que probablemente sean demasiadas series. Not anymore. Ahora mi nivel de tolerancia se ha reducido a menos de la mitad y sólo admito series que me hagan feliz. Es por esto que la primera en caer ha sido Glee, una serie en la que lo único que se salvó del x2 en la segunda temporada fueron algunos números musicales. Covert Affairs fue el entretenimiento light del verano pasado, pero, por mucho que mi amor por Piper Perabo será eterno gracias a la fabulosa mamarrachada que es El Bar Coyote, esta vez no pasé del segundo episodio.
Nadie puede negar la existencia de ese recurso narrativo llamado cariñosamente “vamos a ponernos intensos”, táctica que Supernatural puso en marcha la temporada pasada y que mantiene y perfecciona en esta séptima aburrida y completamente prescindible temporada de los hermanos Winchester. Hubo un tiempo, allá por su cuarto año, en el que era una de mis favoritas y ese cariño me hará aguantar algún episodio más. La que no creo que sobreviva es Haven, un título ligero veraniego cuyos casos semanales eran curiosos e interesantes, algo que han decidido sacrificar en favor de la trama principal que, con tanta presencia, resulta demasiado cargante.
Llevar la contraria es una práctica divertida, pero al quinto episodio de Falling Skies me quedé sin ganas ni argumentos, algo que temo repetir con Terranova. A medias también se han quedado Hung, Parenthood y Awkward. Esta última tiene una claramente superior sustituta en la nueva comedia Suburgatory. Tampoco he seguido con True Blood. Su cuarta temporada estaba siendo desquiciadamente divertida pero se acumularon tantos episodios con las vacaciones que la pereza puede conmigo. Y no es la única que me da pereza. Aún no he decidido qué hacer con The Walking Dead, principalmente porque aún no he comenzado la temporada y no tengo ninguna gana de hacerlo.
Aún me quedan bastantes canapés televisivos que probar, así que ya veremos si en un futuro próximo no desaparece algún título más. Ya basta de tonterías. Yo lo que quiero es que una serie me haga sentir tanta fucking felicidad como Breaking Bad. ¿Es pedir demasiado? Probablemente sí, pero lo que no voy a permitir son dementores televisivos que me la roben.
Y tú, ¿qué has abandonado?
.