Hasta el prólogo del último episodio otoñal de Fringe es una maravilla. Nos presenta a la perfección la parte más sentimental de lo que ha estado ocurriendo en la serie las últimas semanas: el dilema de la doble identidad, la individualización de cada uno, aquello que nos caracteriza y nos hace ser nosotros mismos.
La guerra entre los dos universos, la construcción de un gran arma de destrucción, los detalles históricos o tecnológicos que los diferencian o
Al final del día nos encontramos a un hombre atormentado por los experimentos de dudosa moralidad que realizaba en el pasado y por haber desafiado toda ley científica para recuperar a su hijo a costa de destrozar a un padre. Tenemos a un joven que, después de reunir fuerzas para perdonarle las ausiencias del pasado y construír una relación con su padre, descubre que no es quien creía ser y decide volver a abrir esa brecha espaciotemporal intentando liberarse de ese torbellino de dudas sobre su origen y su identidad. Incluso con una breve conversación llena de silencios y miradas, el generalmente impasible Broyles nos deja ver en este episodio por un momento su pequeño corazón nostálgico ante la vida familiar de aquel que lleva su otra vida.
Después de esa primera temporada de Walter y segunda temporada de Peter, era el turno de Olivia. Una mujer tan fuerte y racional que muchos la tildan de gélida. Pero Olivia lucha por aquellos que quiere y acabó atrapada en tierra hostil por intentar salvar a la persona que más quería.
Ahora ha vuelto. Ha superado una crisis de identidad. Se ha aferrado al único sentimiento auténtico que quedaba en ella tras la manipulación a la que se vio sometida y ha conseguido recordar quién es y dónde se encuentran sus verdaderos sentimientos.
Pero cuando creía haber dejado todo aquello atrás, se tiene que enfrentar a una nueva realidad. Mientras ella intentaba escapar de la vida impostada que le estaban obligando a tener, su otra yo no sólo le había robado su trabajo, su vida y sus seres queridos, sino también sus sentimientos.
Quiere recuperar su vida, entrar en ella cuanto antes. Sonríe satisfecha ante la rutina: la descripción de un caso peculiar, el comentario entusiasmado de Walter... Pero cae la bomba. La otra no sólo ha dormido en su cama, se ha puesto su ropa y ha utilizado su placa. La otra ha robado el amor de Peter y aunque, como haría aquella Olivia de hace tres años, intenta racionalizarlo, es incapaz. Ella lo ha contaminado todo.
El episódico de esta semana quería recuperar lo que había perdido: la oportunidad de tener algo parecido a una hija. No, no está resentido con las personas que se han hecho con sus órganos al igual que Walternate no deja de ser un padre destrozado por la vida que le arrebataron. En una conmovedora y a la vez perturbadora secuencia, nos deja ver el profundo amor que siente por la chica tratando de devolverle lo único que le hacía feliz, el ballet. Aunque sea moviendo sus hilos como una marioneta. Pero el cuerpo no es el alma y, cuando ella despierta, está vacía. No queda en nada de lo que la convertía en un ser único y especial. Ya no es la niña que ansiaba recuperar.
No. El cuerpo no es el alma y después de una tormenta de emociones, Olivia cae. Abandona ese porte imperturbable y se pregunta ante Peter el por qué no ha visto que la otra estaba moviendo los hilos. Por qué, a pesar de esa apariencia física y psíquica similar, no tuvo el impulso de aferrarse a esos pequeños detalles singulares por muy ilógicos que parecieran.
Marionette ha sido la cumbre perfecta para el ascenso brillante que ha tenido esta primera parte de la temporada. Es un perfecto ejemplo de todo lo que para mí hace especial a esta serie, una combinación perfecta de emocionantes y emocionales historias capitulares, con un desarrollo de personajes ejemplar y sin ningún temor a cruzar la línea de lo oscuro y retorcido. Sabe fusionar perfectamente el desarrollo interesante y original de su mitología a la vez que la evoluciona en beneficio del desarrollo de quien la protagoniza.
Ignoro si John Noble o Anna Torv (que lo merece ya sólo con este episodio) se llevarán su merecido reconocimiento. Tampoco sé si Fringe contará con un cuarto año de vida y desconozco si las circunstancias ajenas a la propia serie dificultarán que tena el desenalce que se merece… Pero de lo que sí estoy segura es de Fringe siempre permanecerá como una de las series más especiales de mi vida. Y así lo digo.
totalmente de acuerdo contigo, una de las series mas especiales de mi vida
ResponderEliminarEl torbellino de Olivia promete para más adelante. Y es que Fringe ha acertado justo donde todas las supuestas "herederas de Perdidos" fallan: en el crecimiento de los personajes. ¿Quién pensaba que nos preocuparíamos tanto por Olivia en la primera temporada?
ResponderEliminarEl momento de la camiseta del MIT y la conversación en los muebles de jardín son impresionantes, porque no la miraste bien a los ojos Peter.
ResponderEliminarMacGuffin, de todas formas he soltado una pullita ahí a los ex-fans de Perdidos :P Estaba demasiado a huevo xD
ResponderEliminarBuf sin ser el mejor episodio de Fringe, es un episodio enorme. El caso me ha dado un poco igual y se nota que lo han resuelto bastante rápido. Pensábamos que nuestra Olivia era incapaz de llorar o mostrar sus emociones en público. Impresionante.
ResponderEliminarQue equivocada estaba al pensar que todo iba a ir bien entre Olivia y Peter ahora que ella había vuelto… No podía ser todo tan bonito. Totalmente de acuerdo con todo lo que ella le dice al final del capítulo. Ojalá se arregle la cosa más adelante porque me encanta esta pareja.
ResponderEliminarYa he visto esa puyita, ya :). Walter ha estado sembrado en este capítulo, además.
ResponderEliminarPues la verdad que Olivia llorando no es que sea la mejor, para mi es demasiado fingida no le veo lagrimas es como si quisiera pero no pudiera...
ResponderEliminarPero definitivamente la cara de culpa del pobre Peter no se la quita nadie y desde luego el discurso que le da Olivia es totalmente valido y la reacción que tuvo era la más lógica, era lo que él esperaba cuando le confesó lo que paso, es que cuando le dijo "a ella se le escapaba una sonrisa…" uhhhh la cara de Olivia fue “maldita sea”, pero la verdad es que cualquiera podía haber caído, se supone que cuando estas enamorado eres más feliz, así seas una care agria como es nuestra Olivia. No lo estoy excusando, pero la otra Olivia lo hizo bien, lo conquisto con la mejor arma que tiene una mujer y pocas pueden perdonar eso, por lo cual se sabía que no iban a estar bien después de esa confesión.
Ahora toca esperar a ver qué pasa, tal vez cuando salven los dos mundos puedan volver a estar juntos, si antes no vuelve la otra Olivia y de verdad se lo quita por pendeja :)
Qué gran título Adri, al final todo se resume en eso, que ella no era yo, dice Olivia. Y es que la pobre no sale de una para meterse en otra... Me encanta Fringe, me emociona como ninguna serie actualmente lo hace, a niveles de Alias o xfiles o las Gilmore en su momento, y tengo tantas ganas de que por fin Peter haga que nuestra Olivia sea "de risa más fácil" que yo se lo perdonaría todo, pero claro, no es posible y Olivia al final termina explotando.
ResponderEliminarYo creo que su relación va a estar en stand by hasta el final de temporada mínimo y que ahora le toca a Peter demostrarle a Olivia lo que bien le dice Astrid, que él volvió por Olivia, y no por la otra, y a todo esto cruzando los dedos porque Bolivia de repente no vea que quiere a Peter y entonces sí que ya la hemos liado parda.
By the way, a mí los casos me parecen cada vez más interesantes y más conmovedores, sin ellos no sería lo mismo. ¡¡Viva Fringe!!
Tremendo capítulo antes del parón (anda que no se va a hacer larga la espera...). Aunque el caso esta vez haya sido muy secundario, la importancia estaba en el paralelismo con la situación de nuestra protagonista (esto lo saben manejar estupendamente), de ahí que la resolución haya sido bastante rápida, porque lo interesante estaba en "nuestros" personajes (perfecto comentario de McGuffin xD).
ResponderEliminarLas escenas del apartamento (ese momento con la camiseta junto a la lavadora...) y la escena en el parque (detallazo al final de la escena) han sido desgarradoras.
Ojalá el cambio al Viernes le siente suficientemente bien como para que aún tengamos Fringe para rato, pero a parte de eso permíteme que suscriba el último párrafo (enterito) de este gran post. "Fringe siempre permanecerá como una de las series más especiales de mi vida".
¡Saludos!
Excelente reflexión. Me gusta Fringe mucho. Mucho. Me gusta por su equilibrio. Me cansan tanto las serie que sólo se centran en las tramas oficiales y no dejan a los personajes evolucionar ni implicarse, como las que por el contrario se dedican básicamente a meter y sacar a los personajes de una relación tras otra, igualmente, sin coherencia ni razón.
ResponderEliminar¿De qué me vale la mas grande teoría conspiratoria si no logo empatizar con aquellos que tienen que lidiar con ella?
Y en Fringe empatizo. Vaya si empatizo. Incluso con los lados oscuros, que todos los tienen: Walter, Peter, Olivia. Los entiendo y los perdono. Y me gustan tanto o mas por sus bordes como por sus virtudes. Y por cierto. Estoy dispuesta a pegarme con cualquiera que llame "gélida" a mi Olivia. Una mujer que es capaz de hacer lo que ella hace por los que quiere o por lo que ella cree que es justo, vamos, ¿dónde está la frialdad? Que sea sobria en el gesto (pero cuánto dice con la mirada, en cada milimétrica variación del gesto, si habla hasta con las pecas....genial la Torv,xD) es parte de lo que ella es. Una heroina.