.
Me consta que no soy la única que se frustra cuando trata de recomendar ciertas series a los demás. Es inevitable empezar con el "Lo que ves no es lo que hay", pero cuando empiezas a relatar tus motivos, te das cuenta la dead end road en la que te has metido.
Hay muchos motivos por los que una serie parece lo que no es y resulta realmente difícil convencer al que lo piensa, desde la apariencia externa por sus protagonistas o envoltorio (las juveniles son las que más padecen esto) hasta el rechazo que provocan cierto tipo de premisas a algunos individuos gafapastiles que se creen mejor que nadie por criticar productos como Gossip Girl o 24.
Seguro que a muchos os vienen a la cabeza las series más recientes que constantemente nos cuesta horrores recomendar como Friday Night Lights o Veronica Mars. Pero realmente te das cuenta de que la mayoría de las series tienen algún tipo de elemento que, al momento que lo mencionas, provoca un arqueamiento de ceja a aquella persona a la que tratas de convencer.
Hay series que de por sí tienen todo el terreno ganado. Nadie, ya sólo por no quedar mal, te diría que no a series como Los Soprano o A Dos Metros Bajo Tierra. Las cadenas de pago tienen ese poder innherente a su existencia y es que ya sólo decir "Es de HBO", eleva automáticamente el listón. No estoy en contra de ésto, el tiempo ha demostrado que cadenas como HBO, Showtime o incluso FX se han labrado el prestigio que ostentan.
Pero volvamos a las menos afortunadas y a aquello que decía que casi todos los títulos tienen algo que les hace complicados de vender. ¿Cómo cuentas 30 Rock? ¿o, mejor, The Office? Estas pertenecen a ese grupo de series que hay que ver para darse cuenta de lo que hay... incluso hay que ir un poco más allá de un episodio para que te des cuenta de su valía.
En otro plano tenemos series como Alias, cuyo aspecto exterior de serie de acción sin alicientes es su principal enemigo, sobretodo con los gafapastas mencionados antes. Y es que hay gente que se cree muy superior a productos como 24, Alias, Supernatural o Surface.
Aquí es cuando entra el tema que más retortijones me provoca a la hora de recomendar, o simplemente hablar, de una serie. ¿Cuánta gente sabe discernir entre los diferentes tipos de placer, y otras cosas, que te aportan las diferentes series? Yo muchas veces pienso que muy poca. Es muy fácil juzgar. Está claro que en ningún momento de la vida se me va a ocurrir comparar El Ala Oeste de la Casa Blanca con Gossip Girl... pero ambas las recomendaría sin dudarlo. Las series nos reportan diferentes emociones: desde el puro disfrute ante algo de una calidad indiscutible en todos los ámbitos hasta ese placer tonto de un culebrón de marca impecablemente producido.
No es el mismo tipo de placer o diversión el que consigues de Dexter que el que consigues de Dawson Crece, pero ambas series entran en tu memoria televisiva y se hacen un hueco especial en ella porque significan cosas distintas y te reportan algo que las hacen ser especiales.
¿Hay solucion a todo esto? Pues una pacífica seguramente no. Yo se que si apuntara con una ballesta a algunos de mis amigos y les obligara a ver series que les he recomendado hasta la saciedad, les gustarían... pero ha llegado un punto en el que sólo se puede decir una cosa:
Ellos se lo pierden.
Me consta que no soy la única que se frustra cuando trata de recomendar ciertas series a los demás. Es inevitable empezar con el "Lo que ves no es lo que hay", pero cuando empiezas a relatar tus motivos, te das cuenta la dead end road en la que te has metido.
Hay muchos motivos por los que una serie parece lo que no es y resulta realmente difícil convencer al que lo piensa, desde la apariencia externa por sus protagonistas o envoltorio (las juveniles son las que más padecen esto) hasta el rechazo que provocan cierto tipo de premisas a algunos individuos gafapastiles que se creen mejor que nadie por criticar productos como Gossip Girl o 24.
Seguro que a muchos os vienen a la cabeza las series más recientes que constantemente nos cuesta horrores recomendar como Friday Night Lights o Veronica Mars. Pero realmente te das cuenta de que la mayoría de las series tienen algún tipo de elemento que, al momento que lo mencionas, provoca un arqueamiento de ceja a aquella persona a la que tratas de convencer.
Hay series que de por sí tienen todo el terreno ganado. Nadie, ya sólo por no quedar mal, te diría que no a series como Los Soprano o A Dos Metros Bajo Tierra. Las cadenas de pago tienen ese poder innherente a su existencia y es que ya sólo decir "Es de HBO", eleva automáticamente el listón. No estoy en contra de ésto, el tiempo ha demostrado que cadenas como HBO, Showtime o incluso FX se han labrado el prestigio que ostentan.
Pero volvamos a las menos afortunadas y a aquello que decía que casi todos los títulos tienen algo que les hace complicados de vender. ¿Cómo cuentas 30 Rock? ¿o, mejor, The Office? Estas pertenecen a ese grupo de series que hay que ver para darse cuenta de lo que hay... incluso hay que ir un poco más allá de un episodio para que te des cuenta de su valía.
En otro plano tenemos series como Alias, cuyo aspecto exterior de serie de acción sin alicientes es su principal enemigo, sobretodo con los gafapastas mencionados antes. Y es que hay gente que se cree muy superior a productos como 24, Alias, Supernatural o Surface.
Aquí es cuando entra el tema que más retortijones me provoca a la hora de recomendar, o simplemente hablar, de una serie. ¿Cuánta gente sabe discernir entre los diferentes tipos de placer, y otras cosas, que te aportan las diferentes series? Yo muchas veces pienso que muy poca. Es muy fácil juzgar. Está claro que en ningún momento de la vida se me va a ocurrir comparar El Ala Oeste de la Casa Blanca con Gossip Girl... pero ambas las recomendaría sin dudarlo. Las series nos reportan diferentes emociones: desde el puro disfrute ante algo de una calidad indiscutible en todos los ámbitos hasta ese placer tonto de un culebrón de marca impecablemente producido.
No es el mismo tipo de placer o diversión el que consigues de Dexter que el que consigues de Dawson Crece, pero ambas series entran en tu memoria televisiva y se hacen un hueco especial en ella porque significan cosas distintas y te reportan algo que las hacen ser especiales.
¿Hay solucion a todo esto? Pues una pacífica seguramente no. Yo se que si apuntara con una ballesta a algunos de mis amigos y les obligara a ver series que les he recomendado hasta la saciedad, les gustarían... pero ha llegado un punto en el que sólo se puede decir una cosa:
Ellos se lo pierden.