jueves, 27 de marzo de 2014

El progreso tecnológico: el terror del guionista audiovisual


La ciencia ficción se ha alimentado siempre de la evolución tecnológica de la humanidad para construir sus mundos imaginarios intentando ir un paso por delante introduciendo coches voladores o vallas publicitarias con identificación de individuo en sus universos. Esta tecnología puede tener más o menos influencia en el desarrollo de la historia –en una de las más recientes, la fabulosa historia de amor moderna de Spike Jonze en ‘Her’ era el factor clave- pero siempre está al servicio del guionista, de lo que quiera y necesite contar en cada momento.

Sin embargo, la tecnología se vuelve mucho menos conveniente cuando es algo que forma parte del día a día real del mundo en el que vivimos; mundo que intentamos replicar en las historias contemporáneas. Los smartphones, el Whatsapp o Google Maps son herramientas del día a día que se han convertido en verdaderos dolores de cabeza potenciales para el guionista, que ha de huir de ciertos planteamientos narrativos imposibilitados por el progreso tecnológico o sortearlos de la forma menos llamativa que encuentre.

La cobertura, el nuevo Deus Ex Machina

Todas aquellas tragedias griegas ancestrales tenían una excusa para recurrir a una deidad que apareciese de la nada para resolver la situación, y es que los propios Dioses estaban todo el día liándola (y liándose). Este Deus Ex Machina sigue presente en las historias tantos siglos después y se puede manifestar no sólo en giros incoherentes que salvan un entuerto sino también en obstáculos o circunstancias que favorezcan el conflicto.
Pensemos en el terror. Obviando el hecho de que una miradita rápida a Tripadvisor podría alejar de lo moteles inmundos a los que acaban huyendo durante 90 minutos, no es ninguna casualidad que todos los horrores del cine ocurran en casas abandonadas, bosques remotos o carreteras que cruzan por mitad de un desierto. Antes era suficiente con añadir una dificultad extra a las posibilidades de pedir ayuda o con cortar la línea telefónica de tierra. Ya no. Ahora DEBES matar el móvil. Como sea. La frase “mierda, no tengo cobertura” es uno de los deus ex machina más recurrentes de cualquier planteamiento de suspense por persecución y ataque de cualquier tipo, una frase con cada vez menos credibilidad que hace que títulos tan recientes como ’127 horas’ hoy en día estarían cogidos con pinzas.


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