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Hace tiempo que acabé con la primera temporada de El Ala Oeste y aún no me había parado a comentarlo por aquí. Lo cierto es que siempre que pillaba la serie en La 2 me sentaba a verla y pensaba: tengo que ver esta serie como dios manda. La entrada no contiene spoilers.
Finalmente llegó la hora de cumplir con ello y ahora me maldigo a mí misma por no haberlo hecho antes. La serie se disfruta mucho más en inglés aunque al principio resulta considerablemente apabullante, pero una vez que te haces con su ritmo de conversación, resulta tan maravillosa e inigualable...
Es cierto que es una serie difícil y yo diría que está enfocada a aquellos que sean cinéfilos y seriéfilos. Requiere mucha concentración y es cualquier cosa menos ligera, no deja ni un minuto de descanso al espectador y, añadiendo el caso Español, tiene una temática que fácilmente puede echar para atrás a espectadores potenciales.
Pero El Ala Oeste no es sólo una serie política sino que es un delicioso drama de personajes. Todos ellos están perfectamente perfilados desde el principio y al poco de comenzar a ver la serie es muy fácil vaticinar la reacción que tendrán los protagonistas ante ciertos eventos. Esto está apoyado por un elenco remarcable y natural que consigue apropiarse de los personajes y darles ese toque personal. Cualquiera podría decir que ese es el trabajo de un actor pero realmente resulta complicado llegar a fusionar el actor con el personaje y que seas capaz de verlos como uno.
Muchos han hablado maravillas de la serie elogiando a sus actores, sus forma de llevar las tramas, sus diálogos, sus personajes y prácticamente todos los elementos que componen El Ala Oeste y por ello yo me quiero centrar en lo que hace que, para mí, esta serie sea especial, altamente recomendable y una de las mejores ficciones televisivas de la historia.
Los diálogos.
Cada palabra, cada gesto, cada comentario, desde lo más aparentemente trivial hasta monólogos intensos tienen un objetivo, aportan información sobre la trama, el personaje y sus sentimientos o se posiciona en el tema que se está tratando. Nada es prescindible y todo se dice por una razón.
El contenido
Esos diálogos y en general los temas de la serie están repletos de cultura en todas las facetas inimaginables. Uno podría pensar que la política es el centro de todo, y así es, pero lo realmente fascinante de El Ala Oeste es su capacidad para mostrar diferentes puntos de vista u opiniones dentro del mismo tema. Enfrentamientos entre el staff del presidente, opinión pública, periodistas… Todo contribuye al enriquecimiento de lo que se está diciendo. De hecho, me costó acostumbrarme al hecho de que cada vez que veía un capítulo me sentía bastante tonta. Si, los personajes son tan listos y saben tanto de todo que a veces resulta exagerado pero detrás de eso hay un hombre llamado Aaron Sorkin que debe tener la cabeza como un frigorífico para albergar tanto conocimiento. Si, existe la documentación, pero El Ala Oeste rezuma inteligencia y hay muchos comentarios, detalles o referencias que son imposibles de hacer si no se sabe de antemano lo que se está hablando. Sorkin es un genio y punto.
El Equilibrio.
A propósito de la genialidad del creador y guionista, otra caracterísitica que contribuye a la maravillosidad de la serie (se que es un palabro, pero debería existir sólo para usarlo aquí) es el equilibrio de las tramas. En cada episodio tenemos política, relaciones, temas intensos y temas más triviales. La combinación de todos ellos es generalmente perfecta. Sorkin maneja el uso de los diferentes temas con una habilidad pasmosa, recurriendo al dramatismo cuando ha de hacerlo y a al comedia cuando el espectador necesita un respiro. Si, tiene sus momentos patrióticos o exageradamente emotivos pero están tratados con tanta maña que uno no se da cuenta.
La realización.
Es la marca de la casa. Uno no es capaz de concebir una serie de Sorkin sin esos largos paseos por los pasillos, donde los personajes mantienen sus intensas conversaciones a la vez que caminan entre las paredes de la casa blanca. Unos se van, otros se unen y siempre hay gente rondando por los alrededores. Todos interactúan con todos, no hay chit chat. Si una secretaria tiene que dar un mensaje, aparece, lo da y sale de cuadro, sin más rodeos sin holas ni adioses. Todo esta medido al milímetro. Después de disfrutar de esto en Studio 60, me lo he pasado en grande al poder verlo de nuevo en El Ala Oeste. La puesta en escena es como un baile, como una coreografía de cámaras en movimiento, personajes y diálogos. Me fascina.
Como me he extendido bastante, voy a dejar mi comentario sobre mis personajes favoritos y cosas más específicas de la serie para cuando acabe la segunda temporada, pero quiero hacer una mención especial del quinto episodio. Los tres últimos (el último es el que da el nombre al post) son también muy grandes y tienen discursos de esos que te dejan con la boca abierta, como el de Leo al final de "Let Bartlett be Bartlett". Soy fan de los discursos frikis que se monta de vez en cuando el presi, como cuando habla de los parques naturales o de Micronesia. Y recuerdo especialmente las carcajadas que me provocó la historia del pez de CJ y Danny.. aunqeu algunas conversaciónes de Donna y Josh no se quedan cortas. Pero, como he dicho, me guardo mi repaso a los personajes para el siguiente post que, seguro, será pronto.
En fin. El Ala Oeste es esa serie que no estas viendo y que deberías estar haciéndolo. Es esa serie cuyo aspecto inicial puede echar para atrás pero una vez que empiezas con ella te atrapa y no puedes dejarla. Es un ejemplo de buen hacer, una producción impecable y el resultado de un conjunto de talentos que se han unido para dar con esta maravilla de la televisión. ¿Te he convencido?.
Hace tiempo que acabé con la primera temporada de El Ala Oeste y aún no me había parado a comentarlo por aquí. Lo cierto es que siempre que pillaba la serie en La 2 me sentaba a verla y pensaba: tengo que ver esta serie como dios manda. La entrada no contiene spoilers.
Finalmente llegó la hora de cumplir con ello y ahora me maldigo a mí misma por no haberlo hecho antes. La serie se disfruta mucho más en inglés aunque al principio resulta considerablemente apabullante, pero una vez que te haces con su ritmo de conversación, resulta tan maravillosa e inigualable...
Es cierto que es una serie difícil y yo diría que está enfocada a aquellos que sean cinéfilos y seriéfilos. Requiere mucha concentración y es cualquier cosa menos ligera, no deja ni un minuto de descanso al espectador y, añadiendo el caso Español, tiene una temática que fácilmente puede echar para atrás a espectadores potenciales.
Pero El Ala Oeste no es sólo una serie política sino que es un delicioso drama de personajes. Todos ellos están perfectamente perfilados desde el principio y al poco de comenzar a ver la serie es muy fácil vaticinar la reacción que tendrán los protagonistas ante ciertos eventos. Esto está apoyado por un elenco remarcable y natural que consigue apropiarse de los personajes y darles ese toque personal. Cualquiera podría decir que ese es el trabajo de un actor pero realmente resulta complicado llegar a fusionar el actor con el personaje y que seas capaz de verlos como uno.
Muchos han hablado maravillas de la serie elogiando a sus actores, sus forma de llevar las tramas, sus diálogos, sus personajes y prácticamente todos los elementos que componen El Ala Oeste y por ello yo me quiero centrar en lo que hace que, para mí, esta serie sea especial, altamente recomendable y una de las mejores ficciones televisivas de la historia.
Los diálogos.
Cada palabra, cada gesto, cada comentario, desde lo más aparentemente trivial hasta monólogos intensos tienen un objetivo, aportan información sobre la trama, el personaje y sus sentimientos o se posiciona en el tema que se está tratando. Nada es prescindible y todo se dice por una razón.
El contenido
Esos diálogos y en general los temas de la serie están repletos de cultura en todas las facetas inimaginables. Uno podría pensar que la política es el centro de todo, y así es, pero lo realmente fascinante de El Ala Oeste es su capacidad para mostrar diferentes puntos de vista u opiniones dentro del mismo tema. Enfrentamientos entre el staff del presidente, opinión pública, periodistas… Todo contribuye al enriquecimiento de lo que se está diciendo. De hecho, me costó acostumbrarme al hecho de que cada vez que veía un capítulo me sentía bastante tonta. Si, los personajes son tan listos y saben tanto de todo que a veces resulta exagerado pero detrás de eso hay un hombre llamado Aaron Sorkin que debe tener la cabeza como un frigorífico para albergar tanto conocimiento. Si, existe la documentación, pero El Ala Oeste rezuma inteligencia y hay muchos comentarios, detalles o referencias que son imposibles de hacer si no se sabe de antemano lo que se está hablando. Sorkin es un genio y punto.
El Equilibrio.
A propósito de la genialidad del creador y guionista, otra caracterísitica que contribuye a la maravillosidad de la serie (se que es un palabro, pero debería existir sólo para usarlo aquí) es el equilibrio de las tramas. En cada episodio tenemos política, relaciones, temas intensos y temas más triviales. La combinación de todos ellos es generalmente perfecta. Sorkin maneja el uso de los diferentes temas con una habilidad pasmosa, recurriendo al dramatismo cuando ha de hacerlo y a al comedia cuando el espectador necesita un respiro. Si, tiene sus momentos patrióticos o exageradamente emotivos pero están tratados con tanta maña que uno no se da cuenta.
La realización.
Es la marca de la casa. Uno no es capaz de concebir una serie de Sorkin sin esos largos paseos por los pasillos, donde los personajes mantienen sus intensas conversaciones a la vez que caminan entre las paredes de la casa blanca. Unos se van, otros se unen y siempre hay gente rondando por los alrededores. Todos interactúan con todos, no hay chit chat. Si una secretaria tiene que dar un mensaje, aparece, lo da y sale de cuadro, sin más rodeos sin holas ni adioses. Todo esta medido al milímetro. Después de disfrutar de esto en Studio 60, me lo he pasado en grande al poder verlo de nuevo en El Ala Oeste. La puesta en escena es como un baile, como una coreografía de cámaras en movimiento, personajes y diálogos. Me fascina.
Como me he extendido bastante, voy a dejar mi comentario sobre mis personajes favoritos y cosas más específicas de la serie para cuando acabe la segunda temporada, pero quiero hacer una mención especial del quinto episodio. Los tres últimos (el último es el que da el nombre al post) son también muy grandes y tienen discursos de esos que te dejan con la boca abierta, como el de Leo al final de "Let Bartlett be Bartlett". Soy fan de los discursos frikis que se monta de vez en cuando el presi, como cuando habla de los parques naturales o de Micronesia. Y recuerdo especialmente las carcajadas que me provocó la historia del pez de CJ y Danny.. aunqeu algunas conversaciónes de Donna y Josh no se quedan cortas. Pero, como he dicho, me guardo mi repaso a los personajes para el siguiente post que, seguro, será pronto.
En fin. El Ala Oeste es esa serie que no estas viendo y que deberías estar haciéndolo. Es esa serie cuyo aspecto inicial puede echar para atrás pero una vez que empiezas con ella te atrapa y no puedes dejarla. Es un ejemplo de buen hacer, una producción impecable y el resultado de un conjunto de talentos que se han unido para dar con esta maravilla de la televisión. ¿Te he convencido?.